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Retrofuturismo popular a la sombra del Barroco andaluz

publicado en primavera el Domingo 9 de mayo de 2021

No todos los días alguien como Miguel Álvarez-Fernández escribe sobre tí, es por eso que recuperamos este texto aparecido en el micro-site de "Músicas Insólitas" del Instituto Cervantes de Varsovia con motivo de una grabación especial de "Zona Acordonada" de Raúl Cantizano. Pulsa el PLAY para leer más.



LOS VOLUBLE: RETROFUTURISMO POPULAR A LA SOMBRA DEL BARROCO ANDALUZ

Aunque el significado de “voluble” —una palabra de origen latino— nos remite a algo “de carácter inconstante”, en realidad este dúo fraternal formado por Pedro y Benito Jiménez ha mantenido una firme e invariable actitud experimental desde 1996.

Esa fecha fundacional es importante, pues nos ubica en un momento de la historia española reciente en el que nuestro país empezaba a despertar colectivamente del dulce sueño de 1992. La conmemoración del quinto centenario del “Descubrimiento” de América (ahora usamos unas comillas que en aquel entonces no nos parecían necesarias) se sumó a la celebración de las Olimpiadas de Barcelona y, en Sevilla —la ciudad donde los hermanos Jiménez estudiaban—, los festejos correspondientes a la Exposición Universal terminaban de confirmar el protagonismo internacional de España, un país moderno y sólidamente integrado en la Unión Europea desde 1986.

Esa fantasía colapsó en una terrible crisis económica que ya en el verano de aquel presuntamente feliz 1992 empezó a disparar los índices de desempleo, y a la que se sumó una profunda crisis política derivada de los escándalos de corrupción de ese mismo Partido Socialista Obrero Español que había encabezado, desde 1982, la modernización de un país que entonces abandonaba, tímidamente, una dictadura de cuatro décadas.

En Sevilla, posiblemente la ciudad más barroca del mundo —con permiso de Nápoles, y quizás de alguna que otra villa mexicana—, volvían a confirmarse los peligros de las apariencias desmesuradas, de las fachadas fastuosas, del puro espectáculo que oculta, en definitiva, un vacío, una pobreza. Sevilla, que ya en el siglo XVII había caído en la oscuridad de la crisis y de la corrupción tras un siglo XVI reluciente como la plata que llegaba desde América —precisamente—, repetía en los últimos años del pasado siglo esa caída del falso paraíso.

Allí y entonces nacían Los Voluble, en cuyas retinas quedarían grabadas todas esas imágenes fascinantes, esas formas de manipulación visual que ya nos habían infectado a través de la televisión con la que nos educamos los miembros de su generación, y que a partir de ese momento también nos invadirían a través de las pantallas de nuestros ordenadores. Quizá la profesión de los progenitores de Benito y Pedro, maestros de escuela, había preparado a sus vástagos para advertir las siempre sutiles diferencias entre educación y manipulación.

Con toda esa iconografía bastarda, siempre más cercana a YouTube que al Museo del Prado, Los Voluble nos han estado bombardeando en sus espectáculos desde entonces. Tomada desde los más imprevisibles y remotos rincones de Internet, esa imaginería desquiciada —y, a menudo, desquiciante— golpea directamente nuestro inconsciente colectivo. La sintaxis acelerada y (sólo aparentemente) caótica que reordena, redefine y pervierte los significados primarios de esas imágenes aporta un sentido radical y subversivo al concepto de remezcla.

Por eso podemos afirmar que el trabajo de Los Voluble no solamente opera en el dominio de la producción estética, entendida como un ámbito autónomo. Su alfabetización visual en esa decadente Sevilla de los años noventa propició una concepción de lo artístico que nunca está demasiado lejos de lo político. Se convirtieron, así, en maestros de lo espectacular, pero también en sus delatores. Debord y Baudrillard con acento sevillano.

Jugaban con ventaja respecto a cualquier postestructuralista francés. Desde su infancia habían sido testigos de cotidianas performances masivas —también llamadas procesiones— que paseaban pomposas esculturas religiosas a través de las masificadas calles de su ciudad, y de iglesias igualmente recargadas de ornamentos inverosímiles… de una religiosidad, en fin, eminentemente barroca, cuyas liturgias encuentran ahora un eco, digital y distorsionado, en cada ceremonia de Los Voluble.

Más ventajas: venían de una de las cunas del flamenco, otro arte barroco (es decir, espectacular), cuyo enorme refinamiento sólo intenta ocultar la pobreza de los elementos —básicos, esenciales— con los que juega (eso sí: a vida o muerte). Por eso han podido colaborar muy fácilmente con esa generación de artistas que están redefiniendo el flamenco para este siglo XXI: Raúl Cantizano, Niño de Elche, Rocío Márquez, el colectivo bulos.net… Y por eso el discurso de Los Voluble sintoniza con el del gran teórico de este nuevo movimiento, Pedro G. Romero, y está imbuido del tono poético y profético de nuestro patriarca multimedia, José Val del Omar (que en un futuro no muy lejano será tan conocido y admirado en Polonia —y en el resto del mundo— como el que fuera su gran amigo, Federico García Lorca).

La naturaleza impura del flamenco —desde sus mismos orígenes, y pese a lo que digan los llamados “puristas”— permite que ese marco de contaminaciones se contagie, en el trabajo de Los Voluble, de rap, de ruidismo, de techno, de coplas… Porque el tema principal de estos artistas/activistas es lo popular, que en su obra aparece, más bien, como pregunta: ¿Es posible aún una concepción de lo popular que no haya sido completamente secuestrada por el mercado y convertida en mera mercancía “pop”? Mediante la reelaboración y la resignificación de esos materiales (algunos sobreutilizados por la publicidad, otros completamente olvidados), Los Voluble nos plantean una suerte de folclore digital que, como ya sucedía en la poesía y el teatro de Lorca, tiene tanto de moderno y vanguardista como de ancestral y atávico.


MIguel Álvarez-Fernández es artista sonoro, musicólogo y comisario de proyectos de arte sonoro. Estudios de composición en el Conservatorio de San Lorenzo de El Escorial, ampliados en Alemania (Darmstadt, Kürten, Berlín) y en diversos centros españoles (LIEM/CDMC, Aula de Música de Alcalá de Henares, GME de Cuenca...). Licenciado en Derecho por la UCM. Entre 2002 y 2005 disfrutó de una beca de creación concedida por el Ayuntamiento de Madrid en la Residencia de Estudiantes. En 2004-2005 comisarió, junto con María Bella, el proyecto de arte sonoro público “Itinerarios del sonido” (www.itinerariosdelsonido.org).

Forma parte, junto a Asia Piascik y Stefan Kersten, de DissoNoiSex (www.dissonoisex.org), un proyecto artístico dedicado a explorar las relaciones entre sonido y sexualidad, cuyos trabajos se han presentado en España, Alemania, Dinamarca, Italia y Estados Unidos.

Ha impartido clases en la Universidad Técnica de Berlín, en la Universidad Europea de Madrid y en la Universidad de Oviedo, en cuyo departamento de Historia del Arte y Musicología actualmente finaliza su tesis doctoral. También ha pronunciado conferencias en la Universidad Complutense, la Autónoma de Madrid, la Universidad Carlos III, la Universidad de Sevilla, la Universidad Pompeu Fabra, la Universitat de les Illes Balears, la Universidad de Colonia (Alemania), la Universidad de Belgrado (Serbia), la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y la Universidad de Vilna (Lituania), en centros de producción artística como La Casa Encendida, el LIEM/CDMC, Medialab-Prado, la Residencia de Estudiantes, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), KREA Expresión Contemporánea (Vitoria), Arteleku (San Sebastián), el Centro Atlántico de Arte Moderno (Las Palmas de Gran Canaria), el Centro de las Artes de Sevilla y el Euro Balkan Institute (Skopje y Ohrid, República de Macedonia), y en muestras o festivales como Contenedores (Sevilla), Experimentaclub, In-Sonora (Madrid), PING! (Mallorca), Sound Res (Casarano, Italia), Mucho Más Mayo (Cartagena) o Interzone (Novi Sad, Serbia). Ha colaborado en publicaciones como ArteContexto, Audioclásica, Doce Notas Preliminares, Espacio Sonoro, Hz Journal, Pasajes de Arquitectura y Crítica, Revista de Musicología o Sonic Ideas.

Desde 2008 dirige y presenta en Radio Clásica (RNE) el programa semanal Ars Sonora (www.arssonora.es).


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